Pocas personas saben llegar a un “fondo” que tantos seres creen ver desde la distancia… un millón de personas ven una montaña lejana y dicen “vi la montaña”… algunos se aproximan mas y dicen “su cima era maravillosa cubierta de nieve”… menos siguen aproximándose y distinguen que la falda de la montaña está cubierta por bosques, mas altos están los pastizales,… la montaña les sigue sorprendiendo , … y su visión es mucho mayor que aquellos que desde lejos dicen “yo vi la montaña”.

… pero algunos se siguen aproximando… comienzan a ver que la montaña no es solo algo que destaca a lo lejos en el horizonte… se dan cuenta que está poblada por vacas que mugen, niños que moran en pequeños pueblos a su ladera, perros que ladran, campanas que suenan, un águila que sobrevuela un valle de uno de sus impetuosos arroyos… la montaña va cobrando vida, ya no es algo en el lejano horizonte. La montaña además ya no tiene nada que ver con ese monte lejano cuya cima estaba cubierta de nieve y que destacaba en el horizonte… la montaña se ha convertido en un bosque, un barranco, unas pendientes, un prado… quien llega a ese punto descubre que lo que parecía desde lejos no tiene nada que ver con lo que experimenta caminando por ella! … que lejos el paisaje caminando en el bosque de la falda de la montaña de esa imagen cuando estabas a 100 kilómetros y divisabas solo su silueta en el horizonte… cuantos dijeron “conozco la montaña” cuando solo vieron una forma destacando en el horizonte que en realidad no mostraba nada.

… en ese caminar hacia la montaña el sendero es largo, es cansado conocer a fondo, es difícil, hay que caminar mucho… cuantas veces en un bellísimo parque Nacional, en un paraje paisajístico increíble, o incluso en una playa junto al océano… vemos un multitud de autos aparcados a la entrada del paraje… y allá tantos seres montando su mesita de picnic casi donde está el aparcamiento, masificados, sin sentir la naturaleza que dicen haber venido a ver… cuantas veces por no caminar unos cientos de metros renuncian a la esencia…

Si seguimos la senda llegaremos a la base de la montaña; tal vez ya no distingamos “el todo” (la montaña) que seguiremos teniendo en nuestra memoria… iremos viendo que ese singular “montaña” se convierte en un infinito plural de flores, arroyos, caminitos, labriegos, águilas volando, insectos pequeños y grandes, aves, lagartijas, lugarcitos con vistas maravillosas…

El viajero sabrá no solo ver la montaña , también integrarse en ella, oler sus flores, tumbarse en el césped, escuchar el viento en sus laderas, sentir el frio penetrar en su piel… la montaña se ha convertido en un ser vivo que nos integra, formamos parte de él… no es solo la lejana visión, … la vemos con sus múltiples facetas, la sentimos, la olemos, la escuchamos, tal vez probemos algún producto de su tierra (ese queso local que producen sus pastores, ese vino que surge de las vides de su ladera, esas frutas silvestres que encontramos caminando…). Que inmensa diferencia!.

Muy pocos siguen avanzando, la senda es cada vez mas empinada cuando comenzamos a subirla, el esfuerzo es mayor, a veces, algunas veces, deseamos descansar y dar marcha atrás –ya vimos bastante!-… a medida que subimos nos vamos cargando de cansancio, dificultades en la senda , larga subida,… sopla el viento que nos llena y envuelve pero a su vez nos hace sentir frio, la lluvia nos castiga en algunos tramos… parece que abrazamos la montaña; pasamos a formar parte de ella.

Que duro subir a la cumbre, vencer las pendientes, aceptar el cansancio y el sacrificio, sentir el hielo en la ruta, muchas veces el peligro ante los abismos que se abren… y sin embargo que inmensa satisfacción cuando conseguimos vencer las dificultades y llegar a esa cumbre… esa cumbre que nos muestra el mas hermoso de los paisajes… no vemos la montaña desde lejos, formamos parte de la montaña, estamos en su cima y vemos lo que ella desde arriba puede ver… Aun así solo conocerás una parte de la montaña, en otoño tendrá otros colores; en un día de lluvia la veras diferente, al amanecer los rayos de sol iluminan la otra ladera, … subiste por una senda, pero existían muchas vías para llegar a la cima… jamás podrás conocer la montaña completamente!.

Con los seres humanos pasa un poco lo mismo… cuantos miles de personas dicen “yo conozco a “… y al igual que esos miles de turistas que se quedaron muy lejos y volvieron diciendo “yo vi la montaña” … dicen conocer cuando en realidad, desde su cómoda y lejana posición, no conocen mas que una forma lejana…

Conocer un ser humano es aún mas difícil que llegar a la cumbre de la montaña… cuantas veces juzgamos a seres humanos, cuantas veces opinamos, cuantas veces creemos conocer… cuando solo vimos “la montaña lejana en el horizonte”.

Poquisimas son las personas capaces de llegar a la cumbre, sufrir los hielos y el cansancio del camino, entender y formar parte del ser… probar sus frutos, aceptar los barrancos y peligros, disfrutar viendo las águilas volar en su ruta, hablar con el labriego del camino, alojarse en la modesta posada de aquel viejo pueblo de piedra que casi quedo abandonado.

Por mi parte también necesito siempre tratar de entender… demasiadas veces no supe llegar, por falta de tiempo, por errores, muchas veces –tantas veces- porque en la senda apareció una valla y un cartel grande decía “propiedad privada, prohibido el paso”… cartel colocado por el dueño de la montaña (el ser humano que deseaba conocer) y que evidentemente tenía todo el derecho de no permitir el paso a los turistas casuales (por muy “viajeros de almas” que desearan ser). A veces, la sensación de fracaso por no haber sabido en ocasiones entender o conocer las personas mas próximas, por no haber sabido subir a sus monañas.

Viajar es mi pasión, mi vocación, mi profesión… pero no solo el viaje exterior, también el viaje al interior, al interior de los seres humanos que me rodean tratando de entenderles mejor, y también viajar a mi propio interior tan desconocido para mi mismo!.

Me rodean cientos de personas … pero de la inmensa mayoría solo conozco la “lejana montaña”… miles de personas dicen que me conocen, algunos se declaran “íntimos amigos míos” cuando en realidad no me conocen de absolutamente nada .

Y su montaña ¿existe un “prohibido el paso, propiedad privada”?… tal vez, al igual que debemos evitar que millones de turistas entren en los Parques Nacionales si su presencia daña el maravilloso entorno… debemos ser cautos y dejar que a “nuestra montaña”demos la bienvenida solo a los seres que merezcan entrar en ella, solo a las personas que disfrutaran del camino y harán que la montaña se alegre de su presencia.